El fin de la escasez para los precios agrícolas

El fin de la escasez para los precios agrícolas

En los últimos 10 años, los mercados agrícolas vivieron probablemente su ciclo mas virtuoso, sponsoreado fundamentalmente por dos fenómenos: el enorme crecimiento de la demanda China, acompañado en menor manera por otros países, y la revolución de los Biocombustibles.

Este proceso solo  fue interrumpido momentáneamente cuando estalló la crisis económica en el 2008 en los países desarrollados.

Los dos fenómenos sumados lograron transformar la escasez de granos, que había sido algo más bien transitorio en el pasado por problemas ocasionales de oferta, en algo casi permanente.

Vivimos en los últimos 10 años, y especialmente en los últimos cinco, en un período marcado por la escasez, y su consecuencia, los altos precios para los granos. Adicionalmente, la última parte de este período vino acompañada de una sucesión de problemas climáticos, tanto en el hemisferio norte como en el hemisferio sur (recordar 2009 y 2012 en Argentina y 2012 en Norteamerica, entre otros).
¿Cuáles son las señales que reflejan la escasez?

Más allá de los tradicionales reportes de oferta y demanda, donde los stocks a fin de ciclo marcan niveles muy bajos, el termómetro más claro está en el sistema de precios: la escasez correlaciona con precios “altos” y mercados invertidos.

Los precios de los commodities agrícolas en la última década han sido realmente muy buenos versus cualquier comparación histórica, reflejando el fenómeno de un crecimiento muy importante en la demanda por un lado, y algunos repetitivos problemas de producción por otro.

Pero los precios de un commodity no solo reflejan la situación fundamental (lease por “fundamental” la situación de producción-oferta-demanda-stocks) sino también un sin número de otros factores, entre ellos la valoración relativa que hacen los actores de mercado sobre los commodities agrícolas comparados con otros commodities, como el petróleo o el oro, y también respecto de la abundancia o escasez de la moneda de referencia, entre otros.

Y lo que ha pasado en la última dedada, especialmente después de la crisis del 2008, es que el dólar se volvió abundante y la tasa de interés en el mundo se mantuvo en niveles realmente bajos.

Los factores mencionados de alguna manera inflaron el precio de los activos, entre ellos los commodities. Por lo tanto, se hace muy complejo diferenciar cuanto de los precios altos se debe a la escasez en los commodities agrícolas y cuanto a la abundancia de su moneda de cuenta.

Así, probablemente, la mejor forma de buscar información acerca de la percepción del mercado sobre la futura escasez o abundancia de los commodities agrícolas sea en la propia estructura temporal del mercado de futuros de referencia. Es decir, comparando el precio de las posiciones cercanas en el tiempo a aquellas más lejanas, especialmente aquellas que reflejan ya la entrada de la siguiente cosecha.

En general, las situaciones de “abundancia” se ven reflejadas con precios “bajos» y “mercados en carry”. Mercados en carry significa que los precios de las posiciones cercanas son más bajos que los de las posiciones lejanas, ya que se necesita generar los incentivos para trasladar en el tiempo el “excedente” de granos.

Por otro lado, las situaciones de “escasez” se ven reflejadas en precios “altos” y “mercados invertidos”. Mercados invertidos significa que los precios de las posiciones cercanas son más altos que los de las posiciones más diferidas, ya que deben desterrarse los incentivos por llevar hacia adelante algo que se necesita ahora.

Ahora bien, si miramos los mercados agrícolas en las épocas de los 80 y los 90, nos encontraremos que los mercados invertidos fueron más bien una curiosidad y la marca de la época fueron los mercados en carry, reflejando “abundancia”.

Luego, y volviendo al principio de este artículo, nos encontramos que en los últimos 10 años los “mercados invertidos” se repitieron una y otra vez, reflejando situaciones de stocks más bien ajustadas, especialmente en la soja, pero también en el maíz en los últimos años.

La razones que llevaron a la soja a ese lugar fueron básicamente dos: por un lado, la “aspiradora china”, y por otro, la aparición del fenómeno de los biocombustibles que creó una nueva base de demanda para el aceite de soja.

No es propósito de este artículo evaluar el mérito de convertir comida en combustible, pero si dejar en claro que este proceso creó una nueva y enorme base de demanda para los commodities agrícolas.

En el caso del maíz, la producción de etanol en Estados Unidos creció en forma exponencial y pasó a llevarse aproximadamente un tercio de la oferta total en dicho país, el mayor productor del mundo, y las menores cosechas arriba mencionadas potenciaron la situación.

Ahora bien, esta situación de precios altos en forma sostenida, muy poco habitual en años anteriores, fue creando los incentivos para generar su propia cura.

Por un lado, enormes avances por el lado de la biotecnología y otras soluciones tecnológicas en el negocio agrícola y, por otro, la explosión la actividad agrícola en países como Brasil, Ucrania y gran parte de Europa del Este, etc. El incentivo atrajo a mucha gente al negocio, que se vuelve más y más competitivo.

Desde el año pasado, aún con una cosecha de maíz en Estados Unidos que no fue excelente y algunos problemas en las áreas trigueras de Europa del Este, comenzó un proceso de recomposición de stocks derivado de la excelente producción de maíz, trigo, cebada y otros granos forrajeros en gran parte del mundo.
Y era la soja el único de los “majors” que se encontraba en una situación de relativa escasez, que se reflejaba, por un lado, en un precio que en el mercado de Chicago llegó a triplicar al del maíz y, por otro, en el fuerte inverso que se vio hasta hace poco entre los precios de la “cosecha vieja”, reflejados en la posición julio, y los de la “cosecha nueva”, reflejados en la posición noviembre.

Dos reportes del USDA (Departamento de Agricultura de Estados Unidos) terminaron con la situación.

El primero, el Reporte de Stocks y Área Sembrada publicado a fin junio, en el cual el organismo publicó que los niveles stocks disponibles para la cosecha vieja eran más altos de los que el mercado pensaba, y por otro, que el área sembrada para la próxima cosecha va a ser significativamente mayor (en aprox. 1 m de hectáreas) a lo que el mercado esperaba. Esto, combinado con un clima que hasta ahora se está comportando extraordinariamente favorable hacia las cosechas, llevaría la producción de soja de USA a más de 100 millones de toneladas.

Luego, el Reporte Mensual de Oferta y Demanda de la semana anterior terminó de consolidar dicha situación, aumentando los stocks finales para la cosecha vieja y aumentando fuertemente la proyección de stocks finales para la cosecha nueva, en un mundo donde los stocks de soja se habían recompuesto en todos lados menos en EE.UU.

Si todo esto termina de concretarse (y depende más que nada del clima durante el mes de agosto, porque en julio los pronósticos más confiables están muy bien para lo que resta del mes) se estaría terminando el último bastión de escasez en los principales commodities agrícolas que afectan al mercado.

Es altamente probable que volvamos a mercados en carry, y a precios más bajos. De hecho, eso es lo que viene pasando desde fin de junio, pero esta baja pudo no haber terminado todavía.

 

Con el contexto externo, Argentina será afectada

Lo mencionado respecto el mercado externo es una señal de atención muy importante para nuestro país.

Vamos a un mundo con más competencia y precios más bajos.

La ya complicada rentabilidad del negocio agrícola en el país, por una combinación de factores como el tipo de cambio y fundamentalmente la presión fiscal (liderado por la retenciones, pero no siendo estas el único factor), va a ponerse mucho mas tirante. Podemos llegar a ver soja de usd 250 en el mercado FAS, y a menos de usd 400 en el mercado FOB.

Tal vez tengamos un golpe de suerte y el clima en el hemisferio norte nos ayude durante agosto, pero todo indica que los niveles de producción de granos y oleaginosas en el mundo van a superar holgadamente a la demanda, llevando los stocks a niveles a los que ya nos habíamos desacostumbrado en los últimos años. ¿Un mundo nuevo o un mundo viejo, que vuelve?

Así como la función de los “precios altos” es de incentivar la producción y desincentivar la demanda, inversamente, la función de los “precios bajos” es la opuesta, desincentivar la producción e incentivar la demanda. Es decir,  que se viene una competencia por quien deja de sembrar.

La agricultura argentina, que en los año 2004-2007 haya sido probablemente la más competitiva del mundo, va a ser puesta a prueba. Veremos si con este nuevo escenario de precios y esta presión fiscal seremos uno de los países en los que se reduzca el área agrícola.