Qué dolar necesita el campo para recuperar su rentabilidad

Qué dolar necesita el campo para recuperar su rentabilidad

Punto Biz

La devaluación de enero último impactó en el tipo de cambio del sector agropecuario, pero no es el único factor determinante en el negocio.

 

¿Alcanza el dólar a $ 8 para recuperar la rentabilidad del sector agropecuario?. El sector agrícola afrontaba una situación extrema y crítica en su rentabilidad al finalizar el 2013, ello hacía preocupar por el futuro de la próxima campaña 2014/2015 en la República Argentina, fundamentalmente por la pérdida de rentabilidad del sector asociada al retraso del tipo de cambio y los aumentos de sus insumos más que dolarizados. La devaluación del tipo de cambio en el mes de enero ($8/1u$s) generó un contexto de mayor alivio y recuperó parte de la renta perdida en valores reales.

 

Sería ingenuo creer que la ganancia del mes de enero se mantendría en la próxima campaña 2014/2015, fundamentalmente por las condiciones domésticas en precios e inflación de costos que acompañó a la devaluación inicial.

 

Aun cuando el sector agrícola ha sido el de mayor ganancia en productividad técnica y real en esta última década ello no fue exclusivamente el resultado de un buen contexto de precios internacionales sino también por el alto nivel de inversiones en el sector. A diferencia del siglo XX actualmente el agro no invierte sólo en maquinaria y equipo sino que incorpora de forma permanente tecnología y ello impacta en su ganancia por productividad.

 

Argentina presenta un dilema permanente: transferir renta de un sector competitivo, el agro, hacia otro, la industria, mediante acciones de política fiscal, monetaria y cambiaria, cuando no regulaciones directas con el fin de mejorar el empleo. Este esquema no es exclusivo de este período de gobierno, aunque hay que reconocer su profundización con resultados que impactan recurrentemente en la rentabilidad y estabilidad productiva del sector agrícola.

 

IDAS Y VUELTAS DE LA RENTABILIDAD

 

Se dio una competitividad externa increíblemente favorable en la década 2002-2013 con pérdida de competitividad sectorial a nivel doméstico, por el alto nivel de volatilidad de los precios relativos impulsados por la creciente inflación.

 

Generalmente, la intuición suele asociar competitividad con los llamados términos de intercambio. Esto es usual en países con alta dependencia de exportaciones primarias o sin gran aporte de valor agregado. En esos países, la competitividad sectorial se apoya fundamentalmente en la capacidad de los sectores exportadores de absorber la ganancia de precios relativos en relación a los importadores. Sin embargo la teoría económica dice otra cosa en relación a la competitividad.

 

Otros factores económicos afectan la competitividad de una economía. Generalmente, la confianza (riesgo aparente) es un determinante de ésta, las regulaciones, los cambios de reglas en materia de inversiones, aranceles, política exterior y comercial, alianzas estratégicas, y hasta en algunos casos la tendencia a la corrupción son variables que miden la competitividad de los países y la capacidad de generar rentabilidad interna y atracción de inversiones.

 

De allí que el ahorro y la competitividad establezcan un vínculo muy estrecho. Sin ahorro no hay inversiones y sin competencia clásica o competitividad no hay inversiones. Cuando el flujo de ahorro no encuentra inversiones rentables, se exporta. La mejor prueba de ello es la capacidad de absorción del flujo de inversiones extranjeras directas. Cuando no se logran atraer estos flujos de inversión que son a riesgo empresarial, generalmente es porque no existen condiciones de competitividad y riesgo apropiados para el ahorro interno y la inversión doméstica.